domingo, 21 de junio de 2015

¿Cómo quiere Dios que seamos sus hijos?

Dios desea que alcancemos una mayor comprensión de El mediante las relaciones de amor y amistad que tengamos con “todos” nuestros hermanos (cuerpo de Cristo). No con algunos, sino con todos.

Solo en la unión y contacto que tengamos con nuestros hermanos podemos experimentar lo que Dios tiene para nosotros y es donde los dones del Espíritu Santo tienen mucho más valor, porque de que sirve tener el don de Profecía si no tiene a quien trasmitir ese mensaje o el don de sanidad sino tiene la oportunidad de imponer sus manos sobre alguien para reprender la enfermedad.

De ahí la importancia de congregarse, de venir a los cultos, asistir a los discipulados, visitarse, compartir la mesa, ver un partido de fútbol y tantas cosas que se pueden hacer juntos, ya que de esta forma crecemos espiritualmente.

Aislarse de los demás, aunque tengamos fuertes hábitos de oración y estudio de la Palabra no son suficiente para crecer espiritualmente.

Hechos 2:42, 46 y 47 dice:
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

De acuerdo a lo que nos dice Hechos, solo la acción de compartir con todos Dios los hacia crecer en número.

Pero, ¿qué pasa con nosotros durante el camino de nuestra vida cristiana? Al principio es puro amor, cariño, buena onda, unos con otros muy amigos, pero llega un momento que comienzan los comentarios, la murmuración, no me gusto el tono como me hablo el hermano o el pastor y ya comenzamos a marginar a las personas o lo que es peor nos marginamos nosotros.

Algo muy similar pasa en el matrimonio, al principio del noviazgo todo amor, amistad, amabilidad, pero al pasar los años cambian las cosas, ya no hay intereses comunes, ya no hay compasión, no son amorosos, sin ternura, es decir “un matrimonio light 0% ternura, 0% cortesía”.

En nuestra vida Cristiana, así como en nuestro matrimonio, el mundo, nuestra propia carne y Satanás nos intenta separar a cada momento. Por lo anterior es que el apóstol Pedro nos consuela y anima a todos los que sufrimos esto y nos enseña a enfrentar estas situaciones.

1 Pedro 3:8-12 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
8 Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables;
9 no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.
10 Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño;
11 Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.
12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.

Veamos el mismo pasaje pero en otra versión.

1 Pedro 3:8-12 Nueva Traducción Viviente (NTV)
8 Por último, todos deben ser de un mismo parecer. Tengan compasión unos de otros. Ámense como hermanos y hermanas.[a] Sean de buen corazón y mantengan una actitud humilde.
9 No paguen mal por mal. No respondan con insultos cuando la gente los insulte. Por el contrario, contesten con una bendición. A esto los ha llamado Dios, y él les concederá su bendición.
10 Pues las Escrituras dicen: «Si quieres disfrutar de la vida y ver muchos días felices, refrena tu lengua de hablar el mal y tus labios de decir mentiras.
11 Apártate del mal y haz el bien. Busca la paz y esfuérzate por mantenerla.
12 Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno, y sus oídos están abiertos a sus oraciones. Pero el Señor aparta su rostro de los que hacen lo malo» [b].

El Apóstol Pedro nos presenta un escáner de cómo quiere Dios que seamos unos con otros:

1.    De un mismo sentir.

Jesús dijo en Mateo 12:25 “toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá”, está muy claro que la divisiones que se producen entre sus hijos causan mucho daño y no solo en temas doctrinales (fe y creencias), sino también en objetivos prácticos por ejemplo, los que prefieren la música fuerte y otros que la prefieren suave. O cuando se trata de matrimonios que uno quiera asistir a una iglesia y el otro a otra. Es absolutamente necesario ponernos de acuerdo en nuestro sentir y vivir siempre en armonía, buscando con humildad y sabiduría solucionar las diferencias.

2.    Compasivos.

Tener compasión es ponerse en el lugar del otro cuando esté sufriendo y tener un profundo deseo de aliviar ese sufrimiento.

Muchas veces somos indolentes al dolor o necesidad ajena, incluso somos compasivos con otros, pero no lo somos con nuestros propios hermanos. Aportamos para la teletón, colecta que vemos, salvemos a las ballenas, la pulga rosada, pero en nuestra propias congregaciones tenemos gente sufriendo.

En los matrimonios también encontramos que esta característica se pierde, somos capaces de perdonarles cosas a otras personas, pero cuando nuestra esposa o esposo falla a veces en lo más mínimo falta poco darle carta de divorcio.

Jesús no enseña la compasión de Dios, el sano a muchos porque vio el sufrimiento de estos y quiso aliviarlo. Jesús sana a un leproso (Mateo 8:1-3), Jesús sana a dos ciego (Mateo 20:29-34), Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11-17).

En el caso de la resurrección del hijo de la viuda. Dice la Biblia que Jesús se topó con un funeral del único hijo de viuda. Una viuda era una mujer desvalida y la única esperanza era que su hijo la protegiera, pero en este caso había muerto y Jesús tuvo compasión de ella y resucito a su hijo para que ella no estuviera sola.     

3.    Amándoos fraternalmente.

El amor fraternal lleva la idea de familia.

Significa amar a todos nuestros hermanos y hermanas como si fueran de nuestra familia, honrándolos, con verdadero cariño y respeto mutuo.

Miren lo que dice 1 Pedro 1:22 (NTV) “Al obedecer la verdad, ustedes quedaron limpios de sus pecados, por eso ahora tienen que amarse unos a otros como hermanos, con amor sincero. Ámense profundamente de todo corazón.”

4.    Misericordiosos

Efesios 4:32 (RVR1960) dice:
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”

Ser misericordioso significa Benigno, Bueno, Bondadoso, Honrado, de buena calidad.
  
5.    Amigables.

Proverbios 17:17 (RVR1960)
En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia.

Se refiere a ser todo el tiempo cordiales, educados, que halla humildad sincera, amabilidad.

Somos tan caballeros y damas al principio y después con el correr del tiempo somos descortés, andamos con la broma o chiste pesado y eso nos pasa en todo lugar o situación, en la iglesia, en nuestra relación de pareja, en el trabajo, etc.   

Conclusión

Con el correr del tiempo nuestras relaciones con nuestros hermanos se va deteriorando, incluso esto nos pasa en el matrimonio ya sea por culpa del mundo que nos va distrayendo, nuestra propia carne que se pone egoísta y quiere ser el centro de las atenciones y si no es así nos enojamos y respondemos mal con mal y no debemos olvidar a Satanás que desde la creación vino a separar lo que Dios creo como fue el matrimonio y compañerismo. 

El problema es que cuando estamos sumergido en este tipo de actitudes dice la Biblia que Dios no escucha nuestras oraciones, por lo que debemos arrepentirnos y cambiar nuestro mal actuar.

Hay veces que nosotros no nos damos cuenta lo que está mal y debemos pedirle a Dios que nos revele en que área estamos fallando.

¿Será que no tengo el mismo sentir?
¿No soy compasivo?
¿No se cómo amor fraternalmente?
¿No tengo misericordia, me cuesta perdonar?
¿No tengo amigos?

Debemos aprender a perdonar y también a pedir perdón de nuestras acciones consientes e inconscientes, ya que estas últimas también dañan y quizás son peores, porque no nos dan la oportunidad de arrepentirnos.  

Nuestra oración debe ser como la de David cuando se arrepintió verdaderamente por su pecado (con Betsabé).

Salmos 51:10 (RVR1960) dice:

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.


miércoles, 17 de junio de 2015

Ernesto Palma Gómez (1959-2015)

Nació el 05 de noviembre de 1959 en la ciudad de Llanquihue, hijo de don José Erubin Palma Barria y de doña Lidia del Carmen Gómez Marín. Ernesto fue uno de diez hermanos.

Compañero y como Ernesto solía decir “siempre enamorado” por 38 años con doña María del Carmen Paredes Ruiz.

Ernesto se caracterizaba por ser un hombre muy alegre, cariñoso, respetuoso, ingenioso, trabajador, con un gran espíritu de servicio, además de ser un excelente cocinero.

Ernesto era un gran conversador, no tenía dificultad para entablar una conversación con un desconocido y constantemente recordaba su vivencia y anécdotas.

Ernesto entrego mucho amor y cariño a su amada compañera, familia y amigos, además de ser un amante de los animales. No tuvo hijos pero ayudo a criar a muchos de sus sobrinos.

Ernesto fue un excelente cristiano y con una fe incomparable en Jesucristo, por lo que dio testimonio de ello bautizándose el 29 de marzo de 2015 en el Centro Cristiano Renacer de las Asambleas de Dios en el hermoso lago Llanquihue.

Falleció producto de una enfermedad terminal el 16 de junio de 2015 en su ciudad natal a la edad de 55 años.

Ernesto nos dejó un gran testimonio de fe y confianza en Dios, pese a los inmensos dolores de su enfermedad nunca se le escucho renegar del Padre, confesando que un día Él lo levantaría en victoria.
Por nuestra fe, sabemos que Ernesto se ha dormido y que será despertado cuando Jesús venga en gloria y majestad a buscar a su Iglesia, el cual será el momento que volvamos a reunirnos con nuestro amigo.

“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.”

1 Tesalonicenses 4:14-18. Reina-Valera 1960 (RVR1960)


En el centro de la fotografía mi amigo Ernesto junto con su amada Carmen.

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