lunes, 20 de julio de 2015

Cambio de Genética

Amigos quiero compartir con Ustedes un mensaje que nos enseña que el cambio de nuestro destino esta en nuestra manos, escrito por mi amigo y hermano en la fe, Luis Romero, Ingeniero y Gerente General de una prestigiosa empresa de seguridad industrial y un creyente que da testimonio todos los días que Dios es real. Esta hermosa exposición de la Palabra fue en junio 2013 en la Iglesia El Buen Samaritano en la comuna de Macúl, Santiago-Chile.  
    
Texto Bíblico: 2° crónicas 34:1-7; 29-33

Introducción
En nuestras vidas, siempre ha habido personas que han impactado o influenciado positivamente nuestras vidas. Es más, en nuestras vidas, siempre ha habido personas que nos han tendido sus manos para ayudarnos a salir de alguna situación complicada. Este tipo de personas podrían estar dentro de nuestro círculo de amistades verdaderas.
El tema es que necesitamos ser influenciados por personas con un espíritu verdadero, honesto, afable, digno de imitar, digno de confiar. La Biblia dice en el capítulo 33 de 2° Crónicas, que el abuelo de Josías, había comenzado su reinado a la edad de 12 años, y que su reinado duró 55 años, pero nos dice, que en esos 55 años hizo lo malo ante los ojos de Jehová. El, su familia y el reino fueron llevados a la idolatría. Se apartaron de Dios. Este abuelo de Josías, era dado a las adivinaciones, a los agoreros y a los encantadores. Hizo tan mal, que hizo que Dios se airara con él.
55 años de reino malvado, corrupto, pecaminoso y apartado de Dios. Y cuando llega el día de su muerte, asume el reinado su hijo, llamado Amón, de la edad de 22 años y este nuevo rey, que es el padre de Josías, alcanza a reinar 2 años, pero en 2 años lo hizo mucho más peor que su padre. Hizo mucha más maldad que su padre.

Pero llegó el tiempo en que una nueva genética se levanta para liderar
Josías un niño de sólo 8 años de edad no hizo lo que vio hacer a su padre, ni tampoco hizo lo que supo que su abuelo hizo, sino que hizo lo que su tátara, tátara abuelo David y bis abuelo Ezequías hicieron: lo recto ante los ojos de Dios, todos los días de su vida.
Josías desde los ocho años de vida, decide agradar a Dios, y a los 12 años, decide comenzar a limpiar y santificar su reinado (2 Crónicas 34:3). A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas. A los 18 años de vida, siendo aún un muchacho, ordena reparar el templo, la casa de Dios, y encuentran el Libro de la Ley que había sido perdido: la Biblia.
Este joven rey llamado Josías, se da cuenta de lo malos que habían sido sus antepasados, y decide buscar a Dios con todo su corazón, y con todas sus fuerzas. Y comienza a movilizar al reino entero, y todos comenzaron a buscar y adorar al Dios verdadero: Jehová Rey de los Ejércitos.
En el reinado de este joven Josías, se comenzó a llevar a efecto, un cambio de genética en el reino de Judá. El deseo del corazón de Dios, es que las nuevas generaciones, tengan un destino de gloria, mayor, que las generaciones que nos antecedieron.
Ezequiel 18:1-4 dice: “Vino a mí palabra de jehová, diciendo: ¿qué pensáis vosotros, los que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? Vivo yo, dice jehová el señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.”
En las generaciones de Josías, el papá cometía el pecado y los hijos sufrían las consecuencias. El papá es un impío y los hijos heredan la desgracia. Pero les traigo una buena noticia, que: El mismo Dios que habló por boca de Ezequiel, y nos dice que: “nosotros no vamos a heredar la maldad cometida por nuestros padres.” l.- quizás muchos de nuestros antepasados fueron, borrachos, violentos, idólatras, mujeriegos, ladrones, en fin. Pero nosotros y nuestros hijos no vamos a cargar con la maldición heredada de nuestros padres. Porque el Cristo, el Hijo del Dios viviente nos redimía de toda maldición. Vivo yo dijo el Señor: que nunca más se repetirá ese refrán en la familia de los hijos de Dios. ¡Aleluya!.
Ahora tú y yo tenemos la bendición de Dios. Ya no vamos a tener la dentera producto de las uvas agrías que comieron nuestros padres: “el alma que pecare, esta morirá”.

Estoy enseñando de la revolución genética espiritual que trajo Josías y de lo que dijo Dios, por medio de Ezequiel.
Hay algo que se llama el ADN, que está de moda en estos días. El ADN es el que lleva la información genética de las células, a través de los genes y tiene la responsabilidad de transmitir las características de una célula, y transmitirla en su proceso de reproducción. Por esa razón es que se heredan algunos rasgos idénticos de nuestros padres, características físicas heredadas de los padres. Y se dan las veces, cuando en los hijos no se manifiestan estas características, pero sí, pueden manifestarse en los nietos o bisnietos.
Pero no solamente se transmiten genéticamente rasgos físicos, sino que también otros rasgos: carácter, hábitos, tendencias, temperamento, habilidades, entre otros. Todo esto y mucho más se transmiten de una generación a otra. La inclinación a la maldad de un padre a un hijo se traspasa. A esto es lo que se le llama genética o ADN.
En el párrafo bíblico leído, nos encontramos con un jovencito que tenía un ADN maldito. Su padre el rey Amón había hecho lo malo, su abuelo el rey Manasés, había hecho lo malo, pero este Josías, siendo aún un niño, escogió su ADN. El no quiso el ADN de Amón su padre, él no quiso el ADN de su abuelo Manasés.
Josías no quiso nada de lo que su padre y abuelo habían hecho, él quería provocar un cambio de ADN, en su propia vida y en la de su reinado y hoy en este día, nuestro señor te da la posibilidad de escoger tu propio ADN, y el ADN que has de heredar a tus generaciones.
La genética se está usando en todos los ámbitos científicos, con tal de mejorar las diferentes especies. En los animales para tener una mejor producción de leche, de carnes, etc. en la agricultura para mayor cantidad de rendimientos en los cultivos. Y nosotros en este día podemos alterar nuestro ADN espiritual: nosotros no tenemos que heredar la inclinación al mal de nuestros padres. Si un niño de apenas 8 años supo correctamente decidir el ADN que abrazaría, ¿qué ADN es lo que hoy todos nosotros vamos decidir abrazar?

Todos nosotros somos hijos de Dios, y el mismo quiere ayudarnos a hacer nuestro cambio de ADN.
Solamente tienes que decidir, que tipo de vida quieres llevar de hoy en adelante, y que tipo de vida quieres que lleven tus hijos y los hijos de tus hijos. Hoy por medio de la sangre de Cristo, podemos provocar ese milagro genético en nuestras vidas. ¡Aleluya!.
El Espíritu Santo, quiere que comencemos a fluir con el mejor de los ADN, el ADN del Dios del cielo. ¡Aleluya!.
Ahora bien, el ADN espiritual se puede escoger: por ejemplo: yo de mi padre decidí escoger su pasión por Cristo. Decidí escoger su seriedad con que cumplía sus responsabilidades, decidí escoger su preocupación por el orden. Pero también, hay otros genes de mi padre que no los escogí, y que yo no los quise ni para mí, ni para mis hijos.
Nosotros podemos hacer las modificaciones genéticas espirituales que queramos hacer. Dios nos da la posibilidad, de hacer los cambios que queramos hacer a nuestras vidas y a las vidas de nuestra descendencia. Esto fue lo que hizo Josías. Cambiar su propia genética y la de su reinado.
Dios quiere que tengamos su ADN. Josías no quiso más lo malo de todos los reyes y familia que le antecedieron, y decidió modificar su ADN. Hoy el Señor nos desafía a realizar cambios importantes en nuestras vidas y en las vidas de nuestra descendencia.
Ezequiel 18:14-17 dice: “Pero si éste engendrare hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos; no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; la mujer de su prójimo no violare, ni oprimiere a nadie, la prenda no retuviere, ni cometiere robos; al hambriento diere de su pan, y cubriere con vestido al desnudo; apartare su mano del pobre, interés y usura no recibiere; guardare mis decretos y anduviere en mis ordenanzas; éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá.”
Hoy tenemos que sacar de nuestras vidas todo gen que no nos bendice, y cambiarlo por los genes de Dios. Hoy vamos a decirle al Señor: “Señor voy a sacar todo gen de mi vida y de mis hijos que no bendicen tu reino. Tenemos que comenzar a orar como lo hacía David.
Salmos 51:1-2, 5, 7 dice: “Ten piedad de mí, oh dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado… he aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre… purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.”
Si la ciencia está provocando cambios en la genética, nosotros tenemos el mayor de los poderes y la mayor de las ciencias para cambiar nuestro ADN, nuestro ADN: el Espíritu Santo de Dios. A la ciencia no siempre les funciona los cambio de ADN, o de genética, pero a nosotros sí que nos funciona. ¡Aleluya!.

Conclusión.
Josué 24:14-27 dice: “Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Entonces el pueblo respondió y dijo: nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses; porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el que ha hecho estas grandes señales, y nos ha guardado por todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos por entre los cuales pasamos. Y Jehová arrojó de delante de nosotros a todos los pueblos, y al amorreo que habitaba en la tierra; nosotros, pues, también serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios. Entonces Josué dijo al pueblo: no podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados. Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, él se volverá y os hará mal, y os consumirá, después que os ha hecho bien. El pueblo entonces dijo a Josué: no, sino que a Jehová serviremos. Y Josué respondió al pueblo: vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos respondieron: testigos somos. Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel. Y el pueblo respondió a Josué: a Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos. Entonces Josué hizo pacto con el pueblo el mismo día, y les dio estatutos y leyes en Siquem. Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová. Y dijo Josué a todo el pueblo: he aquí esta piedra nos servirá de testigo, porque ella ha oído todas las palabras que Jehová nos ha hablado; será, pues, testigo contra vosotros, para que no mintáis contra vuestro Dios.”
Deuteronomio 11:29 dice: “Y cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra a la cual vas para tomarla, pondrás la bendición sobre el monte Gerizim, y la maldición sobre el monte Ebal.”
Siquem significa donde descansa la carga, cierra cortar. Josías significa ayuda de Dios o favor.

Tome el ADN bueno de su familia y deseche lo malo saque la religiosidad, saque la ruina, saque la pobreza, saque los malos hábitos, saque las enfermedades y tome todas las cosas buenas de papá.


  

Nuestros hijos.

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